Tiempos modernos


Progreso inhumano

Desbordado por la rapidez de los modernos sistemas de producción en cadena, un obrero metalúrgico dedicado a apretar tuercas acaba perdiendo la razón. Tras pasar un tiempo en un hospital, será injustamente encarcelado, por encabezar supuestamente una manifestación ilegal. Tras una serie de incidentes le devuelven a la calle, donde se hace amigo de una huérfana que le acompañará en su lucha por la supervivencia.

No sólo una obra maestra, sino también una de las más populares de su autor, hilarante, pero con un fondo reflexivo y dramático. Estamos ante una magistral sátira de los avances tecnológicos y el capitalismo salvaje. Critica aspectos negativos de la realidad social, como el estrés, la pobreza, la injusticia, y sobre todo la deshumanización a la que puede llevar la industrialización y el maquinismo. Todos ellos siguen de radiante actualidad. "El desempleo es una cuestión vital", afirmó Charles Chaplin en una entrevista. "La máquina debería beneficiar a la humanidad; no debería significar tragedia y paro”.

En la última película en la que interpretó al mítico vagabundo, Charles Chaplin critica la parte negativa del supuesto progreso. Rodada en plena era del sonoro, el artista se mantuvo fiel a su estilo de la época muda, aunque aprovecha que dispone de banda sonora para introducir algunos diálogos y sonidos.

Entre las mejores secuencias, cabe destacar aquélla en la que la máquina da de comer al protagonista, sin que éste deje de trabajar, y el impagable momento en el que coge una bandera del suelo. 

Como cabe esperar, Chaplin le saca todo el partido a su personaje sin necesidad de diálogos. Está acompañado por un estupendo reparto, en el que destaca Paulette Goddard, que había sido estrella de cine infantil, y que después despuntaría en filmes de Cecil B. Mille como Los inconquistables

Adelantándose a su tiempo

Con las enormes pantallas con las que se vigiila a los obreros de la fábrica del tramo inicial, Charles Chaplin se adelantó al Gran Hermano, de la novela "1984", de George Orwell, publicada en 1949, trece años después del estreno del film. En un momento determinado, el personaje central se escapa para fumarse un cigarro en el baño y tomarse un momento de respiro, pero no cuenta con que una cámara oculta le vigila, así que su jefe le echa una bronca. Además, estas videoconferencias presagiaron lo que muchos años después permitirían hacer Skype y Zoom.

 

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